Subir

viernes, 21 de noviembre de 2014

Esta vez sí, equidad

A veces me pasa, comienzo escribiendo sobre equidad y termino hablando de corrupción o de la tendencia del sector privado a despegarse de la realidad y sus normas. Es que una se embala... Pero, después de entonar este “mea culpa”, hoy sí voy a hablar de equidad, término íntimamente ligado a Equo (equidad social + ecología política) y, por supuesto, a este blog (por lo del bien común, claro está).

La equidad es dar a cada cual lo que se merece. Sin entrar en disquisiciones filosóficas sobre el “concurso de méritos”, el principio de equidad condiciona un modelo de sociedad donde todas las personas que la conforman participan equitativamente de los bienes, de las oportunidades, del poder, etc.
Hay dos teorías dominantes: liberalismo e igualitarismo social, ambas con aspectos positivos y muy atractivos.
El liberalismo aboga por la libertad personal, la iniciativa privada y la autonomía. Sin embargo, cuando se absolutiza, pasa a considerarse que lo que uno “logra” es todo por sus propia valía, que no debe nada a la sociedad, y se permite el dominio de unos pocos sobre el resto como una consecuencia de la expresión de las diferentes capacidades.
El igualitarismo social defiende que todos los seres humanos somos iguales y, por lo tanto, tenemos los mismos derechos. Esta es una gran premisa para una sociedad justa y respetuosa. Pero, llevado al extremo, puede llevar a una homogeneización impuesta, que requiere la intervención castrante y expansiva del estado limitando escandalosamente los derechos personales que en principio defendía.


Ambas posiciones desequilibradas llevan a una sociedad no equitativa, es decir, inicua.
Según Henry Mintzberg, toda sociedad se sustenta sobre tres patas: gobierno, sector privado y sociedad civil.
El gobierno es el garante del bien común; es quien tiene las competencias para el uso de la fuerza, la defensa de sus ciudadanos, la potestad de poner normas de convivencia, quien crea y organiza las infraestructuras, quien garantiza la equidad de los bienes sociales: educación, sanidad...
El sector privado es el fruto de la iniciativa, la creatividad y la capacidad emprendedora o empresarial de un individuo o de un grupo; se basa en la libertad individual y en la búsqueda de beneficios, es decir, en la retribución a su esfuerzo, creatividad...
Por último, la sociedad civil está formada por las asociaciones y organizaciones privadas con fines diversos: científicos, culturales, deportivos, recreativos, humanitarios, religiosos, ONGs, etc.
Cuando una de las tres patas predomina sobre las otras o, por el contrario, está atrofiada, se pierde el equilibrio, la equidad y la sociedad se deteriora.
Cuando el gobierno pone a la sociedad y al estado antes que a las personas, se coartan las libertades, se cercena la creatividad, se impide la libertad de asociación y de expresión, etc. El resultado son gobiernos dictatoriales (de uno) u oligárquicos (de un grupo), bien de derechas (por ejemplo, el franquismo) bien de izquierdas (por ejemplo, el castrismo).
Cuando el sector privado domina a los otros dos, el gobierno en vez de garantizar el bien común se pliega o se alía con el poder económico y favorece sus intereses, relegando económicamente a la sociedad civil y haciendo ajustes socio-económicos al capricho de los mercados. Como está sucediendo actualmente en medio mundo, también en España (tiene guasa, intereses estratégicos los llaman).

Finalmente, si la pata más desarrollada es la sociedad civil puede actuar presionando al estado o al sector privado en aras a los intereses del grupo concreto más movilizado o con más poder. El resultado pueden ser sociedades de castas, estados integristas religiosos, etc. En definitiva, que impongan las ideas de un grupo mayoritario, poderoso o influyente al resto.
Todos los integrismos maniqueístas tienden a buscar lograr esa presión, como los tribalismos nacionalistas, el ecologismo radical a los fanáticos del lenguaje inclusivo.
La equidad es armonizar las tres patas sociales, para que cada una realice su cometido sin flaquear y sin imponerse.

En mi opinión, Equo es el partido que mayor proyección podría tener en estos momentos precisamente porque la equidad es una de sus señas de identidad junto con la sostenibilidad, el respeto por la naturaleza y la búsqueda de un equilibrio entre nuestras necesidades y las posibilidades del planeta. ¿Alguien da más?

2 comentarios:

  1. Creo que hasta ahora nunca me había encontrado ante una proclama tan buena, tanto que casi me convenzo a pesar de mi escepticismo y mi actual falta de fe en quienes dicen pretender cambiar , arreglar y gobernar este país.
    Me fascina la claridad de expresión,la convicción de la autora así como la irritabilidad de las ideas que, de tan bien plasmadas, casi me quedo sin argumentos para no hacerme de Equo sin pensar. Sin embargo aún me quedan por ver cuáles serían las herramientas y los métodos a emplear para llevar a cabo esas ideas, a priori tan atractivas.
    De nuevo aquí tienes mi más sincera enhorabuena por el artículo.

    ResponderEliminar